Con la decisión de convocar un referendo sobre la redacción de una Constitución, una de las principales reivindicaciones de los manifestantes de este último mes, Chile parece decidido a pasar página a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El Chile sin educación pública, sin salud pública, sin previsión social pública, entre otras falencias, ha logrado que el Gobierno escuche a los que forman parte de la gran brecha de desigualdad.
“Cada día que pasa muestra la creciente maduración de chilenas y chilenos y su percepción de que el tema pasa por cambiar a fondo el actual modelo y establecer un nuevo modo de vida, una nueva sociedad, fijando sus aspectos fundamentales en la ley de leyes. Esto es en la Ley superior del Estado, es decir en una Nueva Constitución Política”, sostuvo a Los Tiempos el sociólogo Patricio Ordoñez.
Por su parte, la doctora Katrina Marabolí manifestó que el referendo permitirá crear una normativa radicalmente diferente a la actual y que reemplace a la que fuera impuesta por la violencia de las armas y mantenida con la complacencia de políticos que aún mantienen vivo el legado pinochetista.
“Lograrlo no será una tarea fácil”, alertó Marabolí.
La Constitución chilena fue aprobada el 11 de septiembre de 1980 en un polémico plebiscito durante el régimen militar. Su ideólogo fue el profesor de derecho y senador de extrema derecha Jaime Guzmán, asesinado en 1991 por un comando de extrema izquierda.
El texto fundamental se redactó a la medida de los sectores más conservadores de la sociedad para que permanecieran en el poder, incluso después del fin de la dictadura. El texto incluía quorum muy altos para cualquier cambio sustancial de la Carta Magna, reseñó France Press.
La Constitución tenía que redactarse de tal forma que “si llegan a gobernar nuestros adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría”, explicó en su momento Guzmán, fundador de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido de la derecha conservadora.
Una ley constitucional también estableció un sistema electoral binominal de diputados y senadores que favoreció a los partidos de derecha.
A pesar de la transición política, Pinochet no abandonó la política realmente hasta diez años después del final del régimen militar. Siguió siendo comandante en jefe del ejército hasta 1998 y senador hasta 2001.
Durante la transición, los partidos políticos democráticos “tuvieron que negociar la aceptación de la Constitución de 1980, la Constitución de la dictadura. Y eso condicionó luego todo el proceso político. Entonces claro, pudo haber habido razones de prudencia política, evitando que se entrampara la transición”, dijo a France Press Domingo Lovera, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Diego Portales.
Grandes desigualdades
Según el Panorama Social de América Latina, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en 2018, el 1 por ciento de los hogares de mayores ingresos acapara más de una cuarta parte de la riqueza. Y el 50 por ciento de las familias menos favorecidas tiene sólo el 2,1 por ciento de la riqueza total del país.
Un informe de la Fundación Sol publicado en agosto pasado reveló que el 53 por ciento de los trabajadores gana menos de 540 dólares, además que 7 de cada 10 trabajadores reciben un sueldo líquido inferior a 745 dólares. Sólo el 6,1 por ciento de los empleados chilenos gana más de 2.050 dólares mensuales.
El sueldo bruto de los diputados y senadores chilenos es de 12.600 dólares, mientras que el salario mínimo es 414.
Más de 4,6 millones de chilenos, cerca del 26 por ciento de la población adulta, tenían deudas crediticias vencidas en el primer semestre de este año, según un informe de la Universidad San Sebastián.
Según el Banco Central, la deuda de los hogares chilenos alcanzó en el primer semestre de 2019 un máximo histórico y ya representa el 73,5 por ciento del ingreso disponible de las familias. Esto se explica, en parte, por el incremento de los créditos hipotecarios como consecuencia de las bajas tasas de interés.
Al cierre de 2018, la mitad de los casi 700.000 jubilados que recibieron una pensión de vejez por edad —la modalidad más común— obtuvieron unos 205 dólares, según un estudio de la Fundación Sol.
Incluso en el tramo de personas que cotizaron en el sistema previsional entre 30 y 35 años, el 50 por ciento recibió una pensión menor a 400 dólares, por debajo del sueldo mínimo actual.
Las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas en las que los trabajadores en Chile cotizan el 10 por ciento de sus sueldos, aumentaron sus beneficios un 70 por ciento entre enero y septiembre de este año en comparación con el mismo periodo de 2018.
Datos: Agencias e Internet
La desigualdad social en Chile se ha incrementado considerablemente en los últimos años
EDUCACIÓN Y SALUD SON MUY CAROS
Chile se ubica entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que tiene los aranceles más caros en las carreras universitarias, con 7.654 dólares anuales de promedio, sólo por detrás de las universidades públicas de EEUU.
El precio promedio de los medicamentos originales (que tienen la patente comercial del principio activo) alcanza en Chile los 28,5 dólares, el más elevado de la región, según un estudio de la consultora estadounidense IMS Health (IQVIA) publicado en 2017.
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