Ecuador amaneció ayer con los valores de los combustibles y las tarifas del transporte urbano en los mismos niveles que antes de las protestas, una vez que el Gobierno derogó el decreto por el que eliminaba el subsidio de los carburantes.
La ministra ecuatoriana de Gobierno, María Paula Romo, aseguró ayer que “nadie ha ganado” en el país tras 11 días de protestas que dejaron al menos seis fallecidos y millonarias pérdidas económicas, que terminaron al derogarse un decreto que eliminó el subsidio a los combustibles.
Ayer, Las estaciones de servicio lucían carteles que deban cuenta de un valor de 1,85 dólares por galón de gasolina “extra”, la de mayor consumo, mientras que el diesel quedó en 1,03 dólares, precios que con la eliminación de subsidios habían trepado hasta 2,39 y 2,27 dólares, respectivamente.
Carlos, un taxista que llenó el tanque de combustible de su vehículo con 10 dólares, comentó a Efe que durante la vigencia del decreto requirió cinco dólares más para el mismo propósito.
Y aunque se mostró preocupado por los recursos que el Gobierno dejará de percibir por la eliminación de los subsidios, consideró que podría buscar otros mecanismos para que el dinero que recibe el Estado sea distribuido de mejor forma en beneficio de todos los ecuatorianos, en especial de los más necesitados.
Por disposición de las autoridades, también las tarifas del transporte urbano bajaron desde ayer los 10 centavos en que se había incrementado.
Así, el costo de pasaje quedó en 25 centavos, mientras que la tarifa para sectores preferenciales como ancianos, niños y personas con discapacidad se mantuvo reducida porque en esos segmentos no hubo incremento.
El presidente de Ecuador, Lenin Moreno, derogó el lunes el decreto 883 que desató desde el 3 de octubre las protestas, que durante 11 días dejaron unos siete muertos, según la Defensoría del Pueblo, así como millonarias pérdidas económicas.
El lunes, Ecuador retomó la normalidad una vez que el Gobierno y los líderes de los indígenas movilizados llegaron a la noche del domingo un acuerdo, que puso fin a las protestas, muchas de ellas de un nivel de violencia nunca antes visto en Ecuador.
En medio de las protestas, por ejemplo, encapuchados incendiaron el edificio de la Contraloría General del Estado, saquearon locales, quemaron vehículos y atacaron instalaciones de medios de comunicación.
Una vez recobrada la normalidad, ayer, martes, miles de estudiantes de colegios y escuelas retomaron sus actividades tras varios días de suspensión como medida de prevención para velar por la seguridad de los estudiantes.
Lecciones
“Si podemos rescatar algo de lo que ha sucedido, lo que ha prevalecido es la cordura, la prudencia, la democracia. Aquí está el Estado, las instituciones del Estado funcionando, aquí estamos los ciudadanos tratando de recobrar la paz y tratando de emprender un momento de reconciliación y justicia”, señaló la ministra de Gobierno.
Parte de esa reconciliación incluye esclarecer la participación de cada sector en los hechos violentos ocurridos, que dejaron al menos seis fallecidos, según el Gobierno, y más de 1.500 personas atendidas en el sistema de salud público.
Lo ocurrido en semana y media de incidentes por el gasolinazo “salió de toda proporción” de lo que se ha conocido en Ecuador
OBSTRUYERON 132 CARRETERAS
María Paula Romo, la ministrra de Gobierno de Ecuador, consideró que aún es prematuro valorar “en su exacta magnitud” lo ocurrido en el país en los últimos días e insistió en la tesis de que en las protestas confluyeron varios conflictos.
Los manifestantes cortaron 132 carreteras y caminos principales. Las protestas alcanzaron un nivel de violencia nunca antes visto, con quema de vehículos, saqueos, agresiones a ciudadanos e, incluso, el incendio del edificio de la Contraloría General del Estado.
Según el Ministerio de Gobierno, grupos “antisociales, infiltrados” en la protesta destruyeron 26 unidades de Policía comunitaria, quemaron una unidad de vigilancia comunitaria, y afectaron a 108 vehículos policiales, algunos incinerados.
INDÍGENAS VUELVEN A SUS COMUNIDADES SATISFECHOS POR LOGRO DE SU RESISTENCIA
EFE
A sus 16 años, Diego Vela ya sabe lo que es jugarse la vida por protestar en la calle, como muchos otros jóvenes indígenas que estuvieron en la primera línea de los disturbios que paralizaron Ecuador hasta torcerle el brazo al Gobierno en su decreto que eliminaba el subsidio a los combustibles.
Vela es también uno de los más de 10.000 indígenas llegados desde prácticamente todo el Ecuador para colapsar Quito en protesta contra esa medida, que cayó como una guillotina para sus humildes economías de supervivencia.
Ahora, tras haber conseguido la derogación de esa ley, que era su gran objetivo, emprenden la vuelta hacia sus casas y trabajos que han abandonado durante casi dos semanas para a cambio tragar gases lacrimógenos y todo el arsenal de antidisturbios que la Policía les disparó para frenar su toma de la capital.
“Estuvimos luchando al frente, sacando la cara por los que no pudieron luchar”, contó a EFE Vela mientras aguardaba junto a sus padres el autobús de regreso a Cotopaxi, la céntrica provincia andina de Ecuador de donde procedían la mayoría de los indígenas.
“Me voy contento por haber estado ahí, luchando hasta el final, pero también triste por los hermanos que fallecieron. Sé que no murieron en vano”, comentó en referencia a las seis personas fallecidas en las protestas, que dejaron además 1.340 heridos. Con una bandera de Ecuador anudada al cuello, Vela confesó que llevaba una semana con la misma ropa y sin dormir en un colchón.
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