Hubo un momento del año 2013 en que Bolivia llegó a contar con ocho aerolíneas nacionales, dos estatales y seis privadas. Hoy, en los hechos, sólo operan tres: BoA, Ecojet y la no regular (aerolíneas que realizan vuelos de contrato) Aeroeste. Pero, además trabajan con sus capacidades notoriamente mermadas. Hay una tercera aerolínea que presta servicios de vuelos dentro del país, Amaszonas, pero desde hace 14 meses pertenece a un consorcio brasileño. La crisis la desnacionalizó.
El colapso que experimentó la aviación boliviana hizo que sus ejecutivos opten por vender aquella empresa a capitalistas extranjeros. Se invirtieron los sentidos en relación a aquel todavía bonanzoso 2015 cuando Amaszonas, como empresa boliviana, adquirió la uruguaya BQB y expandió sus rutas internacionales. Contaba con una flotilla de 10 aviones, de entre 12 y 50 pasajeros y se hallaba en pie de renovación para adquirir otros de mayor envergadura. De haber empezado, en 1998, apenas cubriendo rutas en la amazonía boliviana pasó a prestar servicios en todo el país y llegar a Argentina, Perú, Paraguay, Uruguay y Brasil.
El auge
Aquella era una de las señales de, probablemente, el momento de mayor auge de la aviación boliviana, según señalan los diversos historiales de cada empresa. No iba a menos la nueva línea estatal, Bolivana de Avación (BoA), fundada en 2009, había empezado a expandirse aceleradamente. No sólo relevaba en su rol de línea bandera de Bolivia al Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), sino además a la privada Aerosur, ambas quebradas en los años previos a la bonanza. Así que en cuestión de siete años BoA llegó a sumar 23 aeronaves y a cubrir rutas transoceánicas hacia Norteamérica y Europa.
Lo propio sucedía con Transportes Aéreos Militares (TAM) que, con ventajas y naturaleza sui generis, incrementaba su flota y ampliaba sus rutas. Todo un cambio a lo que cinco décadas antes significaba el Grupo Aéreo 71 de la Fuerza Aérea Boliviana, cuya función era de ayuda social. En los hechos había devenido en aerolínea comercial que en ese tiempo ingresó en franca y no muy leal competencia con las otras empresas aéreas. En los años de la bonanza, TAM, tras sorpresivas adquisiciones llegó a lucir una flotilla de aviones con capacidades de entre 80 y 140 pasajeros (desde BAe 146 hasta los Boeing 737 y 727). Cubría prácticamente todas las rutas nacionales y hasta había sumado azafatas a su personal.
En aquel tiempo también se hallaba en funciones la aerolínea Transportes Aéreos Centro Oeste Norte (Aerocon). Contaba con una flotilla de ocho aviones (Fairchild 23) con capacidad para 19 pasajeros. Denominada la “línea bandera del Beni” operaba sobre todo en la amazonía boliviana, aunque en aquel tiempo de auge extendió sus servicios hasta el sur del país.
Más líneas y aviones
Y hubo más sorpresas en los aires bolivianos. En 2013 inició sus actividades Ecojet que ingresó al mercado boliviano equipada con cuatro aeronaves con capacidad para 80 pasajeros, los Avro RJ85. Por si no fuera suficiente, entre 2011 y 2012, Aerolíneas Sudamericanas intentó sumarse al conjunto de empresas aéreas bolivianas. Más allá de la mera tramitación, había llegado a adquirir y pintar con sus colores un Boeing 727. Pero el proyecto fracasó y aquella nave pasó a engrosar la virtual colección que TAM llegó a detentar, no siempre en muy presentables condiciones.
Es más, el propio LAB inició un proyecto de resurrección y con la aeronave que le quedaba, tras colapsar en 2007 forjó un acuerdo con TAM. Un estoico Boeing 727 con los símbolos, colores y tripulación del Lloyd Aéreo Boliviano volaba en algunas de las rutas de Transportes Aéreos Militares. Tras culminar aquel acuerdo en 2013, no cesó la nostalgia y orgullo de quienes porfiaban con el renacimiento del LAB. En marzo de 2018, el síndico del Lloyd, Rafael Baldiviezo, anunció que se hallaban tramitando la posibilidad de volver a operar con tres aeronaves.
A ese conjunto de aerolíneas definidas técnicamente como “regulares” en aquella singular época se pudo sumar otras dos aerolíneas del área “no regular”. La primera es Aeroeste, una empresa dedicada al transporte, sobre todo, ejecutivo y de personal petrolero. Opera desde los años 80 y cuenta con cinco aeronaves de entre 8 y 19 pasajeros (Beechcraft, Aerocomander y Cessna). Y, fugazmente, entre 2015 y 2016, fue también boliviana la empresa “no regular” Línea Aérea Mérida Internacional de Aviación, más conocida por su acrónimo: LaMia. Sí, aquella que el 28 de noviembre de 2016 protagonizó una de las tragedias de la aviación latinoamericana más recordadas de la historia. Contaba con dos AVro Rj 85.
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